viernes, abril 03, 2009

LA CONJURA DE LOS NECIOS

Así es la vida y así se lo cuento
Antonio Jarabo Velayos
Soy capaz de tantas cosas y no se dan cuenta. O no quieren darse cuenta. O hacen todo lo posible por no darse cuenta. Necedades. Dicen que la vida se puede recorrer por dos caminos: el bueno y el malo. Yo no creo eso. Yo más bien creo que son tres: el bueno, el malo y el que te dejan recorrer.
El bueno lo he intentado andar y no me ha ido bien. Juro que así ha sido. De pequeño hice todo lo que consideré correcto y lo que está bendita ciudad, con sus acordes de ébano y sus insoportables chaquetas a rayas, me inducía a hacer. Estudié profundamente y traté de trasladar mis conocimientos con pasión. También escribí encerrado en un pequeño mundo: juntando frases y frustrándome ante las huidizas buenas palabras y las no menos resbaladizas imágenes. Asumí estar en ese camino porque ese es el modo en el que se consiguen los sueños. Al menos eso creía hasta que un día, cuando tenía todo acabado y faltaba la confirmación de que había decidido bien, no hubo recompensa. No hubo zanahoria. Ahí me di cuenta de que ya estaba caminando, lejos de mi voluntad, por la otra senda. Esa que no es la buena ni la mala. Por ese camino involuntario caminé, llevado de las narices, arrastrado como un palo sin poder animarme.
Tuve que resignarme a ser como ellos me ordenaban, a aceptar sus juicios y sus rechazos. A comprobar una vez más que no todos pueden ver más allá de su aliento. A ser víctima de un sistema que hace de gente como yo infelices zombies. Y hay que tener el espíritu muy bien templado, tal vez como el acero damasquino o más, para afrontar semejante fuerza. Y es que en esta sociedad, sólo triunfan los que juegan sucio.

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