martes, abril 29, 2008

COLUMNA DE OPINIÓN: VIOLENCIA DE GÉNERO

Fecha de caducidad

La violencia de género se ha convertido en nuestro país en todo un mal endémico que con el tiempo está tiñendo de negro la vida de miles de familias españolas.

Antonio Jarabo Velayos


Mientras se redacta esta columna, ocho mujeres estarán siendo maltratadas en el mundo y en el tiempo que tarden los lectores en leer estas líneas es posible que alguna esposa esté siendo asesinada por su actual marido. Y es que en España cada año mueren en torno a setenta personas a manos de su pareja como consecuencia de la violencia de género. Se trata de una circunstancia que impresiona a cualquiera, ya que al pensar en estas macabras cifras, uno se da cuenta de que en tan sólo diez años han muerto en nuestro país más de setecientas personas. Esta es, a grandes rasgos, la cruel realidad que se vive día a día en millones de hogares del territorio español. Por esta razón, erradicar esta plaga se ha convertido en uno de los principales retos de la sociedad y del Gobierno durante esta legislatura.

En consecuencia con este ambicioso objetivo, surgen varias cuestiones sin respuesta. La principal de ellas es cómo acometer tan importante labor de poner fin a esta lacra. Para ello, la estrategia debe comenzar por comprender el origen de este tipo de actuaciones. Es en este punto es en donde irremediablemente surge el concepto de la desigualdad que aún se mantiene entre el hombre y la mujer, basada en la consideración de que en algunos escenarios la mujer es un ser inferior, propiedad del sexo masculino. Si a este ingrediente le sumamos el papel que juega la personalidad individual del criminal, moldeada por la educación y la cultura en este tipo de casos, obtenemos como producto final la temida violencia machista. Esta idea se relaciona con el hecho de que en las familias donde hay mujeres maltratadas siempre hay niños maltratados y éstos tienen más posibilidades de volverse emocionalmente insensibles al drama, lo que es, en definitiva, caldo de cultivo para nuevos maltratadores. Una vez conocidas las principales causas, ahora es el momento de buscar soluciones, ya que, por el momento, la trayectoria del maltrato sigue siendo tremendamente ascendente, por lo que el final del túnel aún se ve desde muy lejos.

Aunque la perspectiva de futuro es desalentadora, todavía quedan resquicios de esperanza en el horizonte porque en los últimos tiempos se han conseguido avances fundamentales como lograr concienciar a la población y conseguir una rápida reacción ante el problema por parte de la comunidad. De esta manera, tras la magnifica respuesta ciudadana mostrada por este tema, muchos expertos y profesionales de diferentes índoles: sanitarios, psicólogos, forenses, policías, estamentos judiciales y otras instituciones oficiales, asociaciones y medios de comunicación se han puesto a trabajar intensamente para reducir estas altas cotas de acoso y agresión. Gracias a esta movilización, ya se ha dado la voz de alarma para que la mujer identifique los primeros signos de violencia y se ha indicado lo que debe hacer si es agredida. Asimismo, se han propuesto medidas de disuasión y también de castigo contra estas conductas intolerables. Pero lo más importante es que ahora las mujeres han empezado a hablar, lo que hace más fácil que los instrumentos judiciales del Estado garanticen la plena vigencia de sus derechos humanos.

Ante esta situación, la única opción valida que queda por escoger es la de trabajar para confrontar esta brutalidad. Con esto quiero decir que la clave para alcanzar una solución efectiva se encuentra en que todos nos unamos sin condiciones para luchar juntos contra unos hechos que a todos nos avergüenzan. El primer paso para cumplir esta idea ya se produjo en el año 2004 cuando el Congreso Español aprobó, con la unanimidad de todos los grupos políticos, la 'Ley Integral de Medidas contra la Violencia de Género'. Al hilo de tal ley se desarrollaron en todas las comunidades diferentes medidas preventivas, educativas, sociales, asistenciales, sanitarias, penales y de ayuda a la mujer, acelerando la coordinación de las instituciones con competencias en este asunto. Sólo siguiendo estas pautas, se podrá poner fecha de caducidad al que actualmente es uno de los mayores atentados contra la dignidad humana en España.

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martes, abril 01, 2008

CRÍTICA: “El periodismo es un cuento” de Manuel Rivas

'Efecto Rivas'

Antonio Jarabo Velayos


“El periodista es un escritor que trabaja con palabras, que busca comunicar una historia y que lo hace con una voluntad de estilo”. Esta es la idea principal de la que parte Manuel Rivas para desarrollar una obra que lleva como título “El Periodismo es un cuento”. Se trata de un ensayo en el que se recopilan 59 reportajes que vieron la luz en diferentes medios de prensa y que sirven para demostrar que el periodismo puede ser contado como una historia. Así, el ensayista gallego, siempre comprometido con su país y su contexto sociocultural, hace un magistral repaso del periodismo, de la libertad en España, de la idiosincrasia de otros países y de la figura de algunas de las personalidades que más ha admirado en su vida y entre las que cabe nombrar a Torrente Ballester, Valle-Inclán, Miguel Induráin o Carlos Núñez. No obstante, la exaltación y la promoción de la tradición gallega es la premisa que guía y baña cada una de las líneas de este manual.
De esta manera, el lector se encontrará en sus manos con más de 350 páginas de pura sabiduría y reflexión periodística, divididas en capítulos creativos y atrayentes, de lectura fácil, amena y profunda. Al estructurarse en una serie de cuentos variopintos, el autor debe amoldarse perfectamente al vocabulario y las expresiones propias de cada circunstancia para conseguir introducir al destinatario en todo tipo de mundos. Esta tarea se cumple a la perfección en este repaso por las historias de la prensa. Y, por ello, es en este aspecto en donde el libro encuentra su ventaja diferencial, ya que la polivalencia de los asuntos planteados permite la posibilidad de que cada uno escoja el cuento que más le interese o aquel con el que se sienta más identificado. Del mismo modo, la forma de dar paso a los personajes o a los retratos como si el novelista estuviera acompañado por ellos en el momento en que transcribe la información, proporciona un efecto natural y acogedor que caracteriza a todo lo que rubrica el pensador coruñés.

No obstante, aunque dé la impresión de que el libro consiste en una recopilación de cuentos aislados, en todos ellos hay multitud de referencias y un hilo conductor que los configura de una manera sublime y, todo ello, gracias una exhaustiva labor de investigación y a un valor sentimental difícil de explicar con palabras. Además, la forma en que están redactadas las historias sirve para avivar los recuerdos e, incluso, concienciar al lector de todo lo que le rodea. Y es que, en esta publicación, se dedican muchos párrafos a personas, paisajes y sentidos que la sociedad se empeña muchas veces en esconder o camuflar. Imágenes simbólicas que Rivas recupera con el firme propósito de abrir los ojos a la masa, mientras él mismo se desprende de una parte de su ser, ya que el que fuera fundador de ‘Greenpeace’ en España por el año 1984, aprovecha la ocasión para ensortijar la información con sus opiniones relativas a la política, la religión, la explotación laboral o la injusticia que impera en cada rincón de España.

En consecuencia, se puede decir que el “El periodismo es un cuento” es toda una mezcla recuerdos, reflexiones y fantasías, fundamentadas en una gran labor de documentación y una fuerte dosis de ironía que, en ocasiones, roza la irreverencia. Asimismo, cabe destacar entre sus características generales el tono triste, a veces, solemne del texto, pero siempre suministrando leves rayos de esperanza y tranquilidad al final de cada relato. Es decir, Rivas aparece en esta publicación muy obsesionado por analizar las numerosas tragedias que adolece este mundo desde la pobreza y el trabajo duro hasta el maltrato de la naturaleza y el temor a la muerte, pasando por la desesperación y la hipocresía cosechadas hasta la fecha, pero al mismo tiempo deja una puerta abierta para mejorar en el siglo XXI.

En este sentido, otro punto llamativo de este trabajo es el original uso de las experiencias y anécdotas de la vida de los protagonistas o del propio Manuel Rivas para introducir los temas que se quieren tratar, lo que aporta un carácter íntimo a la obra. Además, apoyándose en este sistema, consigue potenciar el carácter narrativo del periodismo y ofrece una visión en donde el periodismo y la literatura se combinan para explotar el interés del público por conocer la realidad. Porque, según se afirma en este escrito, “para el escritor periodista o el periodista escritor la imaginación y la voluntad de estilo son las alas que le dan vuelo, ya sea en un titular que es un poema, en reportaje que es un cuento o en una columna que es un fulgurante ensayo filosófico”. Por consiguiente, tras esta lectura, se llega a la conclusión de que en cada periodista es bueno que anide un escritor por el bien de la comunidad. Por el contrario, también es imprescindible resaltar que, pese a que el libro cala hondo en la sensibilidad del que lo lee, el uso excesivo de símiles, alegorías y descripciones poéticas, junto a la abundancia de abstracciones, pueden llegar a cansar o hacer complicado el texto, sobre todo, si los contenidos no son tan cercanos para el receptor como para el literato. Esto puede verse favorecido debido a que en estos temas no se tratan grandes acontecimientos sociales. Sin embargo, Manuel Rivas se presenta en esta obra como un experto en acentuar los detalles que parecen más insignificantes, lo que le vale para hacer la redacción más vivaz y obtener un texto más colorido.

En definitiva, simplemente decir que Manuel Rivas realiza con este libro la gran reivindicación de intentar convertir el periodismo en un cuento real y fiel a los hechos porque para el escritor de “El lápiz del carpintero” o de “La lengua de las mariposas”, “si alguien consigue reflejar la realidad a través de un periodismo que comunica desde el corazón, es que es un gran periodista”. En resumidas cuentas, lo que quiero decir es que “El periodismo es un cuento” es una auténtica lección de periodismo en la que se refleja la capacidad de esta disciplina para captar fragmentos de la novela humana en historias singulares, anécdotas y personajes que en la mayoría de los casos no son célebres. Por esta razón, este libro es recomendable para cualquier persona que desee ‘dar una vuelta de tuerca más a su cabeza’ con el fin de sacar conclusiones propias y maduras acerca de lo que sucede en el planeta donde coexiste y lograr salvar así el honor de la naturaleza y de la propia humanidad.

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