lunes, enero 24, 2011

UNA Y MIL COSAS

Un detalle...
Antonio Jarabo Velayos
Qué difícil es expresarse cuando uno tiene una sensación extraña rondando por el estómago y no sabe muy bien a qué se debe. Me refiero a aquellas situaciones en las que uno es consciente de que todo pende de un hilo y no sabe qué hacer para que las cosas salgan bien. En estos casos, escoger cara o escoger cruz puede cambiar el devenir del destino. A día de hoy, me encuentro sacudido por cientos de estos instintos y no adivino cuál puede ser el definitivo. Todo obedece a las secuelas de dejarse llevar por un mínimo detalle o por otro, un detalle pequeño, pero a la vez sumamente importante. Si logro dar con la tecla idónea y ese detalle se hace realidad, todo mi mundo volverá a girar. Es difícil de entender, pero aún es más difícil de explicar. Si se cumple ese detalle, todas las demás piezas del puzzle irán encajando una tras otra y sin orden de continuación. Sólo necesito estar atento, y ser muy atento, y también necesito tener un poquito de suerte. Y así quizás pueda tachar otro deseo más de mi lista de cosas por hacer en esta vida. Con ese tachón, todo empezará a cobrar sentido y el resto de problemas pasarán a un segundo plano. Hablo de emprender el sueño más importante de todos, de ese que encabeza el folio con letras mayúsculas, y que engloba por activa o por pasiva a todos los demás. Un sueño inmenso, tan grande que da miedo…

Por el momento, prefiero ser cauto y no pronunciar su nombre en vano. No quiero que con sólo mencionarlo su imagen y su recuerdo se esfumen entre mis dedos. No es que quiera ser enigmático. Simplemente, es que lo que ahora mismo necesito, y al mismo tiempo codicio, es una y mil cosas a la vez, no es algo de color blanco o negro, sino que está compuesto de una rica gama de grises, y no se puede resumir en un triste y llano vocablo. Lo único que sé es que cuando, por fin, lo tenga en mi poder, todo será perfecto. Entonces, dará igual el resultado de cualquier prueba o examen, las comeduras de cabeza por el trabajo o la familia pasarán a mejor vida y cualquier elemento de este mundo terrenal me dará risa. Es una empresa difícil de construir, yo diría que es casi imposible. Mejor dicho, yo pensaba que era imposible hasta hace cuatro días. Ahora veo una pequeña luz brillando al final del túnel. He superado ciertos temas que nunca debieron afectarme en demasía y ya he soltado lastre. No tengo nada más que perder. Espero que este año pueda encontrar esa brizna de aire fresco, esa esencia que tanto añoro, esa molécula que hace que la fórmula mágica pase de ser un experimento desastroso a ser todo un éxito. Quizás sea un tonto, pero en esta ocasión me siento más seguro y más afortunado. E ilusiones no me faltan. Sólo me falta un detalle…

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