lunes, marzo 13, 2006

UNIDAD Y FUTURO DE EUROPA

I. LA UNIDAD COMO SEGURO DE FUTURO

Después de un siglo XX lleno de procesos bélicos, Europa pasa de ser un continente en el que se basaba toda la historia y el desarrollo del mundo a ser la provincia más pequeña del planeta y además su importancia en lo que se refiere a la capacidad económica ha sido relegada a la tercera plaza detrás de EE. UU. y Japón. A partir de este momento, las cosas cambian por completo, se produce un tremendo giro en la identidad europea. Los europeos deben adoptar una nueva conciencia sobre su situación y aceptar el destino común de todos ellos a pesar de las diferencias entre unos y otros1. En este sentido, el único remedio para poder cambiar todo el panorama es crear la familia europea2, mediante la unión incondicional de las naciones europeas. La intención de este artículo es demostrar la importancia de la unidad de Europa para hacer frente al futuro.

1.1. Crisis de identidad y perspectivas de futuro:
Asistimos hoy a una evidente crisis de identidad europea, ya que a pesar de haberse realizado un proceso de integración, frecuentemente se afirma que esta unión es más un foro para debatir problemas que un verdadero instrumento de cooperación3. Se le acusa de no haber podido superar los desequilibrios estructurales y regionales, y existe mucho escepticismo sobre la posibilidad de alcanzar la integración política. Esta crisis también alcanza a la cultura a la que se la critica la adición de elementos que le son ajenos. Sin embargo, hay un camino para resolver esto: la unidad para conseguir restaurar su conciencia histórica, reforzar su identidad, actualizar sus componentes culturales distintivos y tener un mayor protagonismo en el mundo.
A pesar de los avances logrados por la Unión Europea, el futuro de Europa no está nada claro. Simplificando mucho, hay cuatro perspectivas de futuro posible para Europa4.
(1) MORIN, E., Pensar Europa, Editorial Gedisa, París, 1987, pp. 138-143.
(2) Este concepto lo planteó Churchill en un discurso que ofreció en la Universidad de Zurich en 1946.
(3) G. CONTRERAS, F., Europa: Historia de una idea, Salvat Ediciones, Pamplona, 1987, pp. 91-93
(4) ATTALAI, J., Europa(s), Ediciones Seix Barral, Barcelona, 1994, pp. 7-14.
La primera sería que se construyese en un islote de poder, aislándose de los otros fragmentos de Europa y constituyendo una armonía social en un océano de desorden, es la Unión federal europea. La segunda opción sería que se extienda rápidamente al Este en forma de un gran mercado común, protegiendo sus fronteras, pero sin integración política, esto se conoce como Espacio europeo. La tercera posibilidad es que Europa se disuelva como restos de un continente en el gran mercado mundial, lo que supondría la victoria de Norteamérica, de sus valores y sus productos, esto se denomina la Unión euroatlántica. Y por último, puede pasar que la Unión Europea, reformada y ampliada, se convierta en uno de los pilares de una unidad económica y política continental, una Unión continental.
Lo más probable es que se dé la alternativa del Espacio Europeo como ya está empezando a verse con la futura anexión de Turquía a la Unión Europea. La última iniciativa es la que se antoja más complicada porque supone un entendimiento total entre los pueblos y sobre todo, porque Europa no se quiere a sí misma y prefiere soñar con unirse al Nuevo Mundo. Un día la ambición de Estados Unidos les llevará hacia América del Sur y Asia, y se apartarán de Europa porque ésta ya no le podrá asegurar el crecimiento.
A fin de prepararse para este abandono, a Europa le interesa unirse sin perder su diversidad, organizarse sin oponerse al resto del mundo. Y aunque sea preciso que Europa tenga su propia identidad y su propia política, también es conveniente que mantenga contactos con América y Asia por el bien del mundo y por su propio bien.

II. PROBLEMAS

Europa se enfrenta a una encrucijada, por un lado, lograr con éxito la culminación de la unión monetaria y por otro lado, las preocupaciones provocadas por el descenso demográfico, las migraciones masivas, las dudas sobre la posibilidad de mantener intacto el modelo europeo de protección social y el aumento del desempleo5. Lo peor es que la política parece impotente ante la aparición de estas complicaciones. Esto se debe a que los desafíos de la modernidad necesitan sujetos políticos diferentes, menos ligados a ideologías rígidas y más tendentes a sintetizar posturas diferentes. Las cuestiones más urgentes a las que la política europea debe encontrar una respuesta innovadora y eficaz en el futuro son: la reforma del modelo económico y social europeo y una política capaz de solventar los temores sobre la identidad de los individuos. Otro gran capítulo pendiente es
(5) PRODI, R., Una idea de Europa, Alianza Editorial, Bologna , 2000, pp. 7-18.
el de crear una política educativa común como instrumento de unificación del continente.

2.1. Búsqueda del alma europea:
La búsqueda del alma europea se presenta cada vez más como el problema dominante del futuro de nuestro continente. Es sin duda un signo de debilidad pensar en un posible camino futuro de las instituciones europeas mientras que nadie es capaz de mostrarnos el camino para la reconstrucción del alma de Europa6. Al no existir fórmulas para alcanzar este objetivo, tenemos que partir desde la confusión de hoy para intentar superar la desunión existente. Quizás un primer paso sería el establecimiento de un lenguaje común que nos sirva para dialogar a la hora de construir nuestro futuro común.
Aquí nos encontramos con un inconveniente, ¿cómo encontrar el alma europea si Europa no ha tenido nunca una historia común? Por este motivo, se dice que nunca ha existido Europa7. Las únicas formas de Europa que han pasado del sueño a la realidad son fragmentarias. La definición de Europa siempre ha permanecido incierta por los continuos cambios que ha sufrido por las ofensivas de los pueblos, el capricho de los geógrafos y ahora por la progresiva construcción europea. Pero no debemos caer en la tentación de afirmar que Europa no tiene pasado, hay que investigar y encontrar elementos comunes, ya que si privamos a Europa de su pasado, tendemos a minar su futuro y debilitamos aún más su unidad. Un aspecto curioso es que los de fuera sí son capaces de ver la unidad de Europa y nosotros no podemos dejar de dudar de ella. Esto lo confirman los asiáticos al someternos a los europeos a una misma desconfianza.
De todas formas, Europa no debe mirar al pasado, debe liberarse definitivamente de las herencias que, nacidas para unirnos, sólo han valido para dividirnos y aprovechar la ocasión para crear un clima internacional estable que favorezca la paz y el comercio. Es necesario que Europa sea imaginada como el continente de la diversidad y no solo como una península en vías de uniformización. La pluralidad es su mejor baza para no ser marginados frente a Asia y América.

2.2. El enemigo de Europa es Europa:
No obstante, el principal enemigo de Europa es ella misma. Denis de Rougemont afirmaba en su Mensaje a los Europeos que Europa estaba dividida y que la mayor amenaza del futuro sería fruto de estas divisiones (Congreso de La Haya de 1948).
(6) PRODI, R., Una idea de Europa, Alianza Editorial, Bologna , 2000, pp. 73, 127 y 131.
(7)CARBONELL, C., Una historia europea de Europa. Mitos y fundamentos, Idea Books, Toulouse, 1999, pp. 19-21.
Es por esto, que este continente se encuentra en la estricta necesidad de unirse para vivir y prosperar. Una unión que signifique la agrupación de fuerzas materiales y morales en beneficio tanto de la comunidad europea como de la humanidad. Esta idea también era defendida por Ortega y Gasset en Meditación sobre Europa de 1949, ya que Ortega veía en el equilibrio europeo entre las distintas formas de ser europeo, la fórmula que había hecho Europa y el fundamento de su futuro.
Si llega a haber un número suficiente de personas que comprendan esto, la victoria estará asegurada. Para salvar el porvenir de Europa, podemos acudir a las futuras generaciones y a los movimientos encabezados por la juventud, que han tenido un éxito notable en el sentido de que han logrado en un breve lapso de tiempo concienciar al conjunto de la sociedad sobre determinados temas candentes.
A lo largo de la historia casi todo lo que podía ir mal ha ido mal, el mero recuento es suficiente: hambrunas, guerras, totalitarismos, perplejidad en el proceso de la Unión Europea…, es por esto que el pesimismo de finales del siglo XIX es un carácter que todavía ronda al hablar del destino de la provincia europea8. El fiasco de las utopías y su conversión práctica en lo contrario de lo que predican avivan este sentimiento. Ante este pesimismo, es necesario recordar que a pesar de todos los conflictos existentes, el continente europeo ha conseguido resultados económicos, políticos y sociales espectaculares. Esto dice mucho a favor de la capacidad de superación que atesora Europa.
No hay que pensar que la Unión Europea volverá a efectuar los errores que en el pasado cometieron los estados por separado, porque Europa nació precisamente para remediar el daño hecho en la época contemporánea9. Así que, si en el futuro se repite la historia, podemos decir que no estaríamos hablando de Europa, sino de una degradación de Europa.

2.3. Ciencia, tecnología y economía:
Al hablar del futuro, es inevitable tener en cuenta a la ciencia y a la tecnología como guías de nuestra evolución. Si observamos el desarrollo actual de estos sectores comprenderemos las posibilidades y riesgos de los cambios actuales. A causa de los desafíos que plantea, la competencia tecnológica necesita una atención suplementaria y la multiplicación de los recursos empleados por todos los países europeos.
(8) NUÑEZ FLORENCIO, R., Sociedad y política en el siglo XX. Viejos y nuevos movimientos sociales, Editorial Síntesis, Madrid, 1993, pp. 276-282.
(9) Este pensamiento ha sido sacado del artículo FUSI AIZPURU, J. P., ¿Qué es Europa?, El País, 5-9-1997.
Europa se ha dado cuenta de que no puede permitirse ignorar a Asia y América, que son las regiones económicas más importantes del mundo. Europa no podrá formular una política realmente global si no consigue convertirse también en protagonista fuera de sus fronteras. Por eso, no hay que ser pesimistas y pensar en posibles conflictos geoeconómicos, sino en formar grandes rutas económicas para colaborar unos con otros. En este sentido, decir que el euro es el instrumento de nuestra supervivencia futura para mantener nuestro lugar en el mundo frente a la globalización de la economía.

III. DESTINO PROMETEDOR

En conclusión, decir que una civilización es aquello que tiene conciencia de existir como un todo distinto y Europa es esto10. Tras el deseo de solucionar los problemas comunes en forma de mutua solidaridad, surge el sentimiento europeo. Europa vive desde entonces con idéntica conciencia, y si la mantiene establemente, con ella mañana triunfará. Sin embargo, nos encontramos en una época llena de ideas diversas y contradictorias que nos provocan una crisis de conciencia europea que se caracteriza por una visión extremadamente crítica donde se ve más lo negativo que lo positivo.
Si Europa consigue superar estas vacilaciones, podrá prosperar favorablemente. Unirse o perecer, es en resumen los destinos que aguardan a este continente. La conciencia europea nace de la conciencia de desorden. Es por esto, que muchos afirman que jamás ha existido un patriotismo europeo. Es posible que esta diversidad de culturas constituya hoy un obstáculo difícil de superar, y más si no hay una historia común entre ellas, pero lo que no hay que hacer es dividirlas, sino asumirlas en un equilibrio superior. Europa no tiene nada más que contemplarlas en conjunto para existir al fin, continuar con su apertura al mundo, ayudar a los países menos desarrollados y elaborar un porvenir digno de su prodigioso pasado.
Todas las acciones de crecimiento europeo tendrán un porvenir más seguro si la juventud se liga estrechamente a ellas. Asimismo, los avances tecnológicos serán un gran apoyo en este desarrollo europeo y además, serán el perfecto instrumento para que Europa continúe con el necesario proceso de europeización. Por otra parte, no hay que olvidar que Europa siempre ha conseguido salir adelante, a pesar de los desastres que ha sufrido, por eso, hay que ser optimistas y esperar un futuro prometedor para este continente.
(10) VOYENNE, B., Historia de la idea europea, Editorial Labor, París, 1970, pp. 170-234.

Ficha bibliográfica


PRODI, R., Una idea de Europa, Alianza Editorial, Bologna , 2000.
GUTIERREZ CONTRERAS, F., Europa: Historia de una idea, Salvat Ediciones, Pamplona, 1987.
VOYENNE, B., Historia de la idea europea, Editorial Labor, París, 1970.
CARBONELL, C. O., Una historia europea de Europa. Mitos y fundamentos, Idea Books, Toulouse, 1999.
NUÑEZ FLORENCIO, R., Sociedad y política en el siglo XX. Viejos y nuevos movimientos sociales, Editorial Síntesis, Madrid, 1993.
MORIN, E., Pensar Europa, Editorial Gedisa, París, 1987.
FUSI AIZPURU, J. P., ¿Qué es Europa?, El País, 5-9-1997.
ATTALAI, J., Europa(s), Ediciones Seix Barral, Barcelona, 1994.
CHURCHILL, W., Discurso en la Universidad de Zurich, 1946.